lunes, 18 de enero de 2010

Amaneció nublado, otra vez.

Que Santiago amanezca nublado en enero está dentro de las posibilidades. Cada cierto tiempo debe pasar. En septiembre se nubla y hasta llueve. Como el 12 de septiembre... nada raro. 1973 y 2001. Los que son buenos para los horóscopos y ese tipo de cosas se vuelven locos cuando piensan que el día anterior fue martes.
Recuerdo el lunes 4 de marzo. También amaneció nublado. ¿O sería yo? Era 1985.

Tal vez quiero creer que es así. Pero no.
Estoy seguro de haber despertado en un país distinto esos días. A veces, un mundo distinto. Como anoche, cuando me dormí en 2010 y desperté en los ochentas.
Porque hoy se huele algo raro en el aire. Y vinieron a mi mente los pantalones parchados, las camisas feas y los zapatos eternos. Las calles de tierra, los autos viejos, el POJ, el PEM. El diario mentiroso. El miedo, la reverencia obligatoria... mejor no seguir.

Es como despertar a una pesadilla. Mucha gente está triste. Otros están enojados. El resto, celebra embriagándose de revancha y autosuficiencia. Entre esos, los que les gusta expresar su maldad y la atrocidad con desparpajo. Están orgullosos de eso. Otros, inconscientes de todo, total igual tienen que seguir trabajando. Y los que le da lo mismo, por eso sueltan a los perros, para ver qué pasa, porque no se acuerdan de lo que pasó. Tal vez, porque no les pasó. Y a mi tampoco, pero sé leer. Y eso es mi condena, bendita ignorancia. Mentira, prefiero saber. Saber para saber que no me equivoco. Y eso es lo triste de esta historia. Es verdad, despertamos a una pesadilla. Y no es que el sueño haya sido mejor. Fue un mal sueño. O sea, de mal en peor.

Leo la biografía: nacido del pinochetismo, acostumbrado a la arrogancia, a las malas prácticas, enriquecido por las privatizaciones. Hipócrita. Soberbio. Soberano. Monárquico.
¿Sus amigos? ¿Tiene?... Bueno, los que le rodean: cómplices de crímenes, ladrones, payasos, hipócritas, pedófilos, idiotas. Amigos del gatillo fácil y la acusación sin fundamentos. Tal vez haya alguien decente entre ellos. Aunque lo dudo.
Y eso no resiste discusiones. Las cosas son como son.
Por eso, apenas me di cuenta de que no dormía, me acusaron de odiar, de resentido, de no mirar hacia adelante. De no entender la sacrosanta "ideología" que nadie me sabe explicar.

Y tal vez tengan razón. Sí estoy resentido. ¿Cómo no estarlo?
Pero necesito que me demuestren lo contrario: Si la hay, es una ideología que rechaza, persigue y destruye la esencia del ser humano, que es contraria a la razón, que a la hora de los quiubo no duda en usar la fuerza, que somete por el miedo y la ignorancia, que destruye el significado de las palabras hasta volverlas impronunciables, que depreda el planeta en que vivimos, que nos sumerge en la barbarie, que promueve el odio y la intolerancia. Imposible no resentirse. Imposible tolerarles.

Ah! Nunca hay respuesta a esas cuestiones... pero está el juego del empate. Bueno, estamos de acuerdo, porque no hay empate.
Porque dos males no hacen un bien. Un mal por un bien sigue siendo un mal. Un crímen sigue siendo crímen aún cuando fuera "con buenas intenciones". Y si lo cometió fulano o sutano, da lo mismo. Que pague. Así que no hay empate.
La historia los condena a todos por igual, aunque al pueblo se le olvide. ¿Habrá un ejemplo de derechas buenas? Me gustaría verlo. Entre los totalitarios ortodoxos y los autoritarios neoliberales se pelean el premio de asesinos del alma y la libertad.
Las izquierdas y derechas se tocan en los extremos. Son la misma cosa: Derechas.

Y acá, son los paladines del orden, la paz y la prosperidad. Palabras engañosas. No, no habrá orden, habrá represión. No habrá paz. Habrá miedo. No habrá prosperidad, sino enriquecimiento. Y no para todos. No será un mejor país. No lo fue en el pasado, no lo será mañana. Básicamente porque son los mismos. Y, aunque no lo fueran, los impulsa la misma energía.

Así que despierto en un Santiago nublado, con un olor extraño y un ruido de fondo que no alcanzo a distinguir. Parecen engranajes chirriantes, quejumbrosos, gigantes. Como si toda la historia se conmoviera, como si las calles se quejaran, liberando sus fantasmas, imágenes, humores.

Amaneció feo el día. Yo creo que va a llover.

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