jueves, 29 de marzo de 2007

"300", manual para matar iraquíes sin sentir remordimientos.



Tal vez lo más difícil de comprobar sea lo obvio, lo evidente, lo que por no cuestionarse se supone y se establece como "La Verdad".


Los hechos que han sacudido al mundo en la última década pudieran generar cierto grado de controversia. No somos pocos los que sospechamos, sólo sospechamos, que la realidad como nos la han contado no es tal. A veces nos acusan con razón de ser paranoicos. De inventarnos sin mayores razones una compleja teoría de la conspiración sin mayores argumentos que la propia sospecha y una avidez casi enfermiza por preguntarnos todo. Para someterme a análisis me quedan sólo dos alternativas: que mi paranoia es cada día más grave o que tengo la razón.

Ayer mismo comentaba con un amigo lo que me había parecido la película "300", próximo superventas de las taquillas chilenas (no explicaré cómo es que la ví antes del estreno pero la ví), y me pareció una película muy buena. Rápida, de acción trepidante, de contenido histórico (aunque no muy riguroso), buen sonido, buena fotografía, guión decente para provenir de un comic. Recomendable ciento por ciento para ver en el cine. Y sin embargo, la sublectura que hice inmediatamente el ver el filme me dejó helado. Se la dije y me acusó de exagerar.

Para el siguiente análisis se rquiere del lector:
1. Que esté medianamente informado
2. Que vea la película.

Cuento un poco para contextualizar, sin ánimo de aguarles la fiesta (aunque cualquier conocedor de la historia de Grecia sabrá de qué hablo... sería como que alguien se enojara porque le cuentan que al final, el Titanic se hunde).

Leonidas, rey de Esparta (ya saben, la polis griega dedicada a la guerra), frente a la inminente invasión Persa (los Medos, para ser más exacto) liderada por su rey Jerjes decide hacer oídos sordos a los consejos de los brujos y políticos espartanos y con una compañía de 300 hombres (aunque entre Acadios y otros griegos serían realmente cerca de 6.000) se dispone a enfrentar simbólicamente al ejército persa, compuesto por 1 millón de hombres (según el mito, aunque fuentes históricas presumen que se trataría de no más de 300.000) en el estratégico paso de las Termópilas, con la esperanza de predicar con el ejemplo y que prontamente Esparta libere a sus ejércitos para que abiertamente puedan hacerle frente al invasor.

Pero sus esperanzas son vanas. El senado se encuentra corrompido y los brujos también. El bravo guerrero se encuentra sólo a su suerte y dependiendo únicamente de la lealtad de sus 300 soldados para defender la libertad de todas las polis griegas.

Lectura:

El Senado estadounidense, ahora controlado por el Partido Demócrata (ya saben, contrario a Bush, que es Republicano), cada vez pone más trabas para enviar hombres a Irak (¿Sabían que lo que hoy es Irak antiguamente se conocía como Mesopotamia y más tarde junto con lo que hoy es Irán, sería conocida como Persia, la tierra de Jerjes?)
Bush, el bravo guerrero del imperio insiste en que esta es una guerra santa por la defensa de la libertad de todos los pueblos de la tierra. Hay que combatir al bárbaro musulmán allí donde se encuentre, ya sea en Afganistán, Mesopotamia o Persia.
Los brujos modernos (intelectuales, filósofos, artistas) también se oponen a su guerra. ¿No será que los brujos y los políticos están corrompidos?
¿No será que las guerras contra los Persas son siempre justificables porque su raza es propensa a las más grandes atrocidades?
Los super soldados estadounidenses, entonces, serían como los Espartanos, porque en la película cada uno vale por 100 enemigos. Y es cierto. En Irak, por cada baja estadounidense han caído al menos 50 personas, entre mujahidines y civiles. No digo más. Vean la película y juzguen.

Son muchos los símbolos probélicos en "300", brutalmente deformados del hecho histórico y forzosamente adaptados a un lenguaje y una realidad que no representa a la Esparta de la época, sino más bien a este nuevo imperio en formación.

No es nuevo que el cine sea usado como medio propagandístico para favorecer la reacción del público frente a determinadas situaciones. Durante la Segunda Guerra Mundial los ejemplos llegaron a ser burdos. Hasta las caricaturas, siempre orientadas a los niños y adolescentes, fueron usadas para eso. Para muestra, un par de ejemplos que, aunque estén en inglés, son muy ilustrativos.

Los clásicos de la Warner Bros. contra los japoneses... ojo, contra TODOS los japoneses.



Bugs Bunny promocionando la compra de bonos de guerra



Ahora le toca a Lucas



Otro pato, Donald viviendo como nazi



Y este, también de W. Disney, es realmente pavoroso. Está destinado a los niños, pero principalmente a sus padres. Se llama "Education For Death" (Educación para la muerte)

(Parte 1 de 2)


(Parte 2 de 2)


¿He demostrado mi punto? ¿O me estoy volviendo loco?